jueves, 10 de noviembre de 2011

Juego de niños.

 La historia que les contare es un cuento nacido de un error, de un juego de niños y de un recuerdo que desearía olvidar. Si mi memoria no me falla, ese día fue veintitrés de Noviembre, muy lindo día, soleado. Los jóvenes hermanos Gutierrez (Juan E. y Jenifer) estaban jugando tranquilos en el parque de la casa. Los dos eran dos hermosos jóvenes ,bien educados , con solo 1 año de diferencia uno del otro (Juan E. tenia 7 años y Jenifer 6).   Ese día su padre (Ernesto Gutierrez, un policía justo y de palabra, con unos bien llevados 52 años) llego a eso de las diez de la noche a la casa, fue saludado por sus dos hijos y luego guardo su arma en la mesa de dormir donde la guardaba cada día. Pero cometió un gran descuido; su hijo lo vio metiendo el arma. Juan pregunto:
- Papa ¿qué es eso?-
- Un arma-
- Papa ¿para qué sirve?-
- Solo para hacer cosas malas a la gente, solo para eso.-
- Y... ¿por qué la tienes tú?-
- Para que no me hagan nada malo.-
- ¿Puedo tocarla?-
- ¡No! ¡nunca te animes a tocarla!- Juan E. empezó a lagrimear, no le gustaba que su padre le gritase,
- Bueno pa. -
 Esa noche el pequeño niño se fue a dormir pensando en que haría ese aparato ¿qué podía hacer tan horrible como para que su padre no quisiese que el so usara?.
 Al día siguiente todo fue como de costumbre; se despertó, desayuno, se preparo para la escuela, comió, saludo a su padre y se fue (con su madre, Victoria Augusta, y su hermana a la escuela). En la escuela se la paso todo el día pensando en en extraño aparato del padre, hasta que de pronto, uno de los alumnos (llamado Jose Hiklych), lo apunto en la cabeza con un objeto igual que el que llevaba su padre;
- Puuum ¡perdiste! ahora vos hace que sos el ladrón ¿okey?-
- E... bueno ¿qué tengo que hacer?-
- Me persigues y aprietas este gatillo cuando me tienes cerca-Se quedaron jugando a los ladrones con el extraño objeto, Juan ya estaba más tranquilo (savia que era el objeto y que hacia, o por lo menos que creía que hacia; hacerlo perder a uno el juego).
 Al llegar a la casa Juan noto que su padre estaba durmiendo en el cuarto y su madre estaba viendo la telenovela, entonces decidió tomar de la mesa de dormir el arma de su padre. Fue a buscar a su hermana a el cuarto de los dos y le dijo:
- Hola ¿te muestro un juego que me enseñaron en la escuela?-
- Bueno ¿como se juega?-
- Tu te escondes o corres y yo te persigo o busco, si te encuentro o atrapo te pongo esto en la cabeza y aprieto este botón- sonrió.
- ¿Seguro? eso no es de papa-
- Tranquila estuve jugando a esto en la escuela-
- Bien... ¡¿A que no me encuentras?!- se fue al patio y se escondió en el garaje. Juan E. la encontró al poco tiempo, ella siempre se escondía en ese lugar. Apretó el gatillo y en toda la casa se escucho el tiro, la joven niña calla sangrando al suelo, estaba muerta. Juan la levanto y le decía:
- Dale ahora es tu turno- Ella no respondió. - ¡Dale levántate!- Siguió sin responder. - ¡Dale! Ya me estas asustando.- La niña ni se movió, Juan empezó a largar lagrimas. -¡¡Dale levántate!!- Empezó a gritar y a samaquear el cuerpo de su hermana. Sus padres llegaron a el patio, la madre callo en llanto el ver la imagen de su hija con un hueco en el cráneo, su hijo llorando tratando de revivirla y un arma echando humo por el pico, el padre miro al hijo y negó con la cabeza. Lego lo tomo del hombro y le dijo con una voz grave y seria:
- Te dije que solo causaba cosas malas.-
- ¡¿Que le pasa a mi hermana, papa?!-
- Esta murta.-
- Papa (llorando) lo hice sin querer, en la escuela no sucedió nada con la que trajo mi amigo ¡¿Por qué acá si?! ¡¡quiero a mi hermana!!- se largo a llorar en el hombro del padre y repitiendo freces como "lo hice sin querer ,papa" o "¡quiero a mi hermana!"
-Ya lo se, ya lo se.-
 Ese día fue el que mi infancia cambio dramáticamente, desde ese día soy un hombre gris. ¡Si, yo vi morir a mi hermana en mis manos! Yo Juan Ernesto Gutierrez, maldije toda mi vida ese juego de niños.
                                                                                                      Camilo C. Cárdenas

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